viernes, 16 de abril de 2010

Cuando hablar es gratis (defender lo indefendible)

Hoy tengo ganas de hablar.

Desde la atalaya de la vida de barrio que resulta ser esta barra de bar se aprecian sin dificultad infinidad de filosofías de vida.

No seré yo el que entre a valorar las filosofías de cada uno, pero si que me voy a permitir el lujo de criticar las que me parezcan atroces por su hipocresía.

Llevamos dos días viendo en las noticias cómo un tipo con la cabeza rapada y dos fusiles de asalto derribaba a tiros las ramas de un árbol seco.

Pues bien, el mundo se echa las manos a la cabeza!!!
"Joder, qué hijoputa el tío ese de los rifles de asalto que rompe ramas de árboles".
Vale, si esto lo dice el Dalai Lama, está bien, pero si te lo dice un tío que se va cada fin de semana al monte y se viene con treinta conejos muertos, pues suena a cachondeo. Y se viene con los conejos solo porque está esperando la veda para poder ir a matar jabalíes.

Que no está bien tener un fusil de asalto ya lo sabemos. No hace falta ser licenciado en derecho para saber que es ilegal si no tienes un permiso especial. Pero tanbién lo son otras muchas coss que hacemos todows y cada uno de nosotros al cabo del día, y que nos parecen de lo más fundadas y justificadas del mundo.

Que ese tipo tuviese en su casa un museo particular sobre la ideología nazi no me parece bien; como tampoco me lo parecen otras muchas cosas que hacemos muchos (por no decir todos) de nosotros en casa.

Resulta que el tío tenía en su casa banderas, escudos y demás lindezas haciendo referencia al tercer reich, pero cuando le preguntaron a la gente del pueblo sobre si alguna vez había hecho ostentación de su ideología en público, la respuesta fue que ni dios sabía que el tío era de ideología nazi.
El tío era gilipollas, sí, pero por dejar que un capullo de sus amigos lo grabara y lo colgara en internet, por lo demás son actitudes personales de cada uno, y así como no veo bien cerrar periódicos ni ilegalizar partidos políticos, no veo bien castrar ideologías políticas, que por otro lado, y en países que van a la vanguardia de Europa en derechos sociales, está perfectamente legalizadas y afianzadas políticamente hablando.

En un bar se dicen al cabo del día más argumentos propios del ideario nazi que en cualquier miting político de Le Pen.
Todo el mundo critica a Anglada por las "sandeces" que dice, pero a los mismos que escucho criticar al político les he escuchado decir barbaridades que haría enrojecer a Milosevic, y no hablo del futbolista.

Mejor nos iría si en vez de criticar tanto a un capullo, que nos ha abierto los telediarios de casi todas las televisiones durante tres días, cuando en la mayoría de países avanzados no hubiera sido portada de un tabloide, nos decicáramos ha cumplir todos con nuestras obligaciones de ciudadano, no solo a la hora de cumplir con lo que nos toca, si no también a la hora de hacerlo cumplir a nuestros vecinos, y que no veamos que alguien está defraudando al estado, deliquiendo o cualquier otra actitud ilegal, y mieremos para otro sitio poque "eso no va conmigo".

He dicho.

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